A medio plazo

Cuando la producción de estrógenos disminuye, las paredes de la vagina se hacen más frágiles y delicadas. Esto puede producir sensación de escozor, tirantez o sequedad.

 

La mujer puede sentir una falta de deseo sexual ante el temor al dolor, lo que hace que este dolor, en un principio orgánico, pueda convertirse en psicológico.

 

¿Cómo puedes solucionarlo?

En las farmacias puedes encontrar multitud de cremas y geles que lubrifican esta zona. También tu médico o ginecólogo puede prescribir si lo considera oportuno: hormonas femeninas en crema, parches, o comprimidos que pueden solucionar este problema de sequedad vaginal y de infecciones.

 

Asimismo, algunas estructuras del aparato urinario son también dependientes de los estrógenos, por lo que en la menopausia pueden aparecer ciertos problemas como son la urgencia urinaria, que es la necesidad imperiosa de orinar, a veces con tanta intensidad que se tiene la sensación de que no se podrá evitar el escape de orina antes de llegar al servicio; o las infecciones urinarias de repetición, que son muy frecuentes después de la menopausia y que afectan a más de un 10% de mujeres mayores de 60 años. Debemos diferenciar estos síntomas de la incontinencia urinaria de esfuerzo (al toser, al reír...) que no dependen de las hormonas. Para solucionarlo se trabaja en reforzar toda la musculatura pélvica a través de los ejercicios de KEGEL.