Ecografía
En la ecografía diagnóstica se utilizan ultrasonidos, que son unas ondas acústicas de alta frecuencia inaudibles para el oído humano. Dichos ultrasonidos, al incidir sobre un determinado órgano o tejido del cuerpo, emiten un eco que es recogido por un transductor y, posteriormente, esta señal es convertida en imágenes por un ordenador.
Las imágenes se producen en tiempo real, por lo que se puede estudiar el funcionamiento y morfología de diferentes órganos del cuerpo. Una variante de esta técnica es la ecografía Doppler, en la que incluso se puede observar como fluye la sangre por los diferentes vasos sanguíneos.
Preparación
La preparación para la ecografía depende del tipo de examen a realizar. Como norma general deberá quitarse las joyas y la vestimenta de la zona a examinar.
En otras ocasiones, como por ejemplo en la ecografía de abdomen, puede ser necesario guardar un período de ayuno, ingerir cierta cantidad de líquido, acudir con ganas de orinar, etc.
¿Cómo se realiza la prueba?
En primer lugar, es necesario tumbarse en una camilla. A continuación, se aplica un gel acuoso en la zona a examinar y se coloca una sonda en contacto con la piel. En ocasiones puede ser necesario presionar la sonda contra la zona de examen, lo cual puede resultar algo molesto. A continuación el radiólogo toma distintas imágenes hasta completar el estudio.
En ocasiones, la ecografía sirve como guía para realizar punciones y biopsias para el estudio de diversas enfermedades e incluso para realizar drenajes de colecciones líquidas, abcesos, etc.